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sábado, 12 de febrero de 2011

Por qué la rana y los sapos no cantan?

Los Apolos y los Igüegüere, tienen los ojos botaos.
Los sapos y las ranas tienen los ojos grandes y, no cantan.

Original de YulkyCary

Como Ochún vive en el río, las ranas eran sus servidoras. Las ranas eran las mimadas, las consentidas de los lagos y lagunas.

Ochún se complacía al escuchar las maravillosas voces que poseían las ranas pues en esos tiempos las ranas llamadas Igüegüere cantaban como los ángeles acunando los sueños de Ochún con sus armoniosas letanías.

Las ranas se hacían acompañar por los Apolos (sapos) que tocaban flautillas, maracas y bongongoés. Cantaban y tocaban ranas y sapos juntos entonando una cancioncita que más o menos decía así:

¡Agoilé! ¡Agoilé!
Boguó los Ichín chín
van a bailar.

Bailaban, cantando, Cantando, bailando se veía a las ranas, se veía a los sapos, a las Jutías, a las lagartijas.

Todos toditos, bailando y cantando junto a Ochún, la dueña del río. Reinaba la armonía, la confraternidad junto a la tremendísima algazara que se formaba en las orillas del caudal de aguas dulces, todo era paz, hermandad.

Pero cuando Ochún no estaba; Las ranas no cantaban. Los sapo no tocaban y, groseramente echaban a todos los animales con gran desprecio de la laguna o de donde estuviesen. Diciéndoles; ¡Fiesta termino! ¡Animalejos inmundos pa'afuera!

Así fue un día, otro día y otro más: ¡Fiesta termino! ¡Animalejos inmundos! vayanseee. Hasta que un día Cuecuelle el Pato silvestre, secretario de Madre Agua Yemayá, fue invitado por Ochún a uno de sus resonados jolgorios.

Todo muy lindo,muy fino, muy bonito. Guíro empezó, todos Cantando y bailando alegremente.

Solista: ¡Agoilé! ¡Agoilé!
Coro de voces: Con permiso de la casa (Ranas y sapos)
Solista: Boguó los Ichín, chín

Coro de voces: Vengan todos los bichos (Ranas y sapos)
Solista y coro: ¡A bailar!, ¡A bailar!

Las flautas retumbaban, en sus cuerpos de bejucos secos. Las maracas desde sus barrigas de guíras colmadas con piedrecitas, bien sonaban. Tambores de palma ahuecada, hacían resonar la tierra.

¡Guíro estaba en su punto!
¡Bien sabrosa la guarachita!

¡Bien arriba!, y no paraba y, dale y dale a la cintura, dale que dale a la rumbantela.

Ochún reía, bailando, sabrosonamente. Todos a su alrededor al verla gozar, gozaban.

¡Agoilé! ¡Agoilé!

Sapos y ranas en sus patas corticas saltaban, con sus bocazas rezongaban:

¡Agoilé! ¡Agoilé!

“Cuecuelle” el Pato silvestre en el río, removía las aguas, convirtiéndolas en saltarina espuma. Ochún y el pato de lo lindo se divertían.

¡Agoilé! ¡Agoilé!

El rumbón seguía. ¡Pito como flauta!. Ochún de tanto dar cintura, presintió el cansancio, y riendo a carcajada disimuladamente se fue al valle cercano a descansar un poquito.

Cuando las ranas y los sapos, se percataron que Ochún ya no estaba. De repente, pararon el guíro, ofendiendo duramente a todos los presentes.

-Pa’ustedes no tocamos animalejos muertos de hambre. ¡Fuueera!¡Pa' fuueera!

Cuecuellé. El Pato silvestre se sintió humillado por las palabrotas de los ofensivos músicos y se dirigió a ellos, exigiéndoles el merecido respeto pues nada les otorgaba derecho a tratarlos de esa manera.

-Tú también, Pato endemoniado, es contigo también... ¡Sal de la laguna. Vete a la mar a servir a tu ama. Vete a la casa de Yemayá. Y todos ustedes que nos miran con cara de “yo no fui” saliendo todos de aquí. ¡Fiesta se acabó!

Cuecuelle. El Pato silvestre respondió:- Quien mucho grita, y mucho agrede, mucho ha de llorar. Ranas y sapos ustedes son como las hojas de la Yagruma. “Tienen dos cara” pero pronto Ochún conocerá la realidad de lo que esta pasando aquí.

Y alzo el vuelo rapidamente, entristecido por el maltrato y los insultos de los falsos artistas.

Rápidamente Cuecuelle llegó al mar. Contándole todo sin olvidar ofensas a Madre Agua Yemayá. Que le expreso en su paciencia de aguas tranquilas; ¡Son soberbios!
–La soberbia mata sino se ataja a tiempo, démosle su merecido a las ranas y los sapos. Tocan muy bien. Pero no deben humillar a nadie, la humillación es un maltrato, una grave ofensa que no debe permitirse.

-¡Bien haz dicho! Yemayá se merecen un buen escarmiento, que se lo sientan: Replico Cuecuelle.

-Y añadio Yemayá: Quien tiene tienda debe conocer muy bien el producto que vende. Tanta culpa es de las ranas y sapos como de Ochún. Esta batalla no es nuestra Cuecuelle, a la larga, a la corta, la guerra no trae ganancias. Ochún ha consentido demasiado a los sapos y las ranas. Ha sembrado vientos, y ahora no sabe que en su casa tiene ventoleras pero...debemos alertarla.

Y se preparó Madre Agua para visitar a Ochún, su hermana del alma. En gran ola marina viajo al encuentro de las aguas dulces.

Llegó y hablo despacito y pausadamente con Ochún, que se entero de todo con lujos de detalles. Pero...Ochún estaba deseando ver, comprobar en carne propia los desmanes de los sapos y las ranas, porque aunque confiaba en Yemayá, nunca había recibido de las ranas y sapos quejas tan alarmantes.

Por lo que rapidante invito a otro guíro a los animales del monte, quienes alegres y algo molestos recibieron la noticia. Aunque nadie le dijo nada a Ochún.Todo parecía que iba a ser una reunión normal parecidas a otras tantas, pero esta vez, Ochún se había disfrazo de Anguílilla y a la Anguililla su buena amiga, le ofreció sus maravillosos vestidos, trasformándola de tal manera que nadie dudaría que se trataba de la mismísima Dueña de las Aguas Dulces.

Y se formo el guíro, riquísimo y sabroson en ritmos y gozaderas.

¡Agoilé! ¡Agoilé!

Tocaban los sapos, cantaban las ranas. Tambores, pitos que flautas.

Boguó los Ichín chín,
Van a bailar.

Ochún vestida de Anguílilla se movía de lo lindo, riendo maliciosamente en los espejos del río. La Anguílilla asombrada poco bailaba, por lo hermosa que se veía al contemplarse en las aguas del río.

¡Agoilé! ¡Agoilé!

Sobrellevando su nerviosismo la Anguílilla, le indico a Ochún que debía descansar pues estaba muy nerviosa de vestir con tanto oro. Ochún guiñándole un ojo le indico el camino. “Baila danzando” se alejo la Anguililla para descansar.

Quedándose en el Güiro, la verdadera Ochún ahora Anguílilla dispuesta a participar de todo lo que podía sobrevenir.

¡Agoilé! ¡Agoilé!
Boguó los Ichín chín
van a bailar.

Los sapos y las ranas siguieron tocando pero cuando se percataron de que ya Ochún no estaba en el río y que estaba bien lejos.Sorpresivamente dejaron los instrumentos y...¡Pa afuera del río, tumba tumbando todos!¡Fiesta se acabo!

-¿Po’ qué? contesto la Anguililla-Ochún, con voz de pito, si Ochún la Dueña del Río anunció que continuaba la fiesta.

-¿Serás estúpida Anguílilla? Ochún aquí no manda. Afirmaron las ranas y reafirmaron los sapos. Aquí mandan los que tocan y cantan.

-¿Cómo es eso? Ochún es la Dueña del río, es la Dueña del guíro, es la Dueña de todo. Replico Ochún-Anguililla. Ustedes son sus servidores, ella dijo que la fiesta continuaba hasta la salida de Orún el sol.

- Nosotros tocamos. Nosotros mandamos. Vociferaron los sapos.
-¡Fiesta se acabo! Repusieron airadas las ranas. Y con los instrumentos amenazando a todos los presentes con marcada violencia.

Ochún se quito la máscara de Anguílilla, dejando al descubierto su verdadero rostro.
-¿Si yo no mando? ¿Quién manda aquí? Les pregunto.¿Quién manda aquí sino mando yo?

Las ranas y sapo se pusieron verdes, de un susto verdísimo. Ochún continúo ante la sorpresiva alegría de todos los asistentes.

Al que mal agradece nadie le da nada. El que mal agradece no merece la confianza de nadie. Ranas y sapos desde este momento no serán más mis músicos, pues son más dados a la traición, que a la modestia de los grandes artistas. Ranas y sapos ¡Fuera de aquí!

Y ustedes todos, mis respetabes invitados. A seguir bailando y gozando que hay fiesta hasta que se Orún el sol, este bostezando. Y Ochún en el Río junto a los otros animalitos comenzaron a dar palmas, a bailar y cantar.

Los sapos y las ranas se alejaron del lago, temblando del miedo y temblorosos perdieron la voz. Avergonzados lloraron tanto que poco a poco se les fue botando los ojos y del susto se pusieron verde, muy verdes quedándose así para siempre.

¿Ahora usted sabe por qué las ranas y los sapos tienen los ojos botao?
¿por qué no cantan melódicamente sino croan y nadie les entiende lo que quieren decir?

¡Agoilé! ¡Agoilé!
¿Por qué será?

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