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sábado, 12 de febrero de 2011

¿Por qué el grillo asusta de noche?

Original de YulkyCary.

A los grillos les gusta cantar, esta historia aconteció cuando las
aguas de los mares comenzaron a separarse de las aguas de los ríos y las
tierras más o menos fueron encontrando su acomodo.

En aquel entonces Següí el grillo no paraba de cantar. Inspirándose de la noche al día de la lluvia al nacimiento del arco iris, de la media noche al amanecer.

El caso era que “Grillo” no paraba de canturrear. Canta y canta sin parar.

En honor a la verdad “Grillo” no cantaba. “Grillo” ¡chirriaba!, hasta durmiendo, no permitiendo el descanso de su garganta. Ni un instante de paz para los infelices oídos de cuantos le escuchaban.

Següí continuaba con sus alaridos sin melodía, ni ritmo, sin ton ni son, con tal desenfado que las aves en el monte cubano llegaron a la desesperación.

-¡Nunca para!, esto es imposible de sostener.
-Queremos dormir una siestecita. Suplicaban los pajarillos más pequeños.
-Este suplicio no lo soportaremos más. Debemos hacerlo callar. ¡Le mataremos!

Sentenciaron unos pajarracos enfurecidos por el desatinado concierto.

-¡Matarlo! es llegar a un doloroso extremo. Mediaron los juiciosos pájaros carpinteros.
-Sino desaparece o se calla enloqueceremos todos. Afirmaron varios emplumados.

Fue entonces que la sabia Lechuza, intervino. -¡RESPONSABILIDAD!, es lo que le hace falta al grillo. Todos los habitantes del monte quedaron en suspenso.

-¡RESPONSABILIDAD! Exclamaron los pajarracos extremistas sorprendidos.

-Sí, aseguro la Lechuza. Exponiendo su criterio. Pongámosle una misión
así al tener que enfrentar su encomienda tendrá que controlar su tiempo de
canción.

A todos convenció la idea, menos a los pajarracos violentos que argumentaron que a “Grillo muerto se acabo el concierto”

Recordándole la Codorniz a estos “belicosos” que la coherencia empieza por casa, que
revisaran sus conclusiones, ya que sostenían discusiones por sus extremas medidas con todos los animales del monte porque ellos con su violencia era un grave problema, por lo que todos podían acordar: “sepultando a los violentos se acabo el peligro”.

Los pajarracos callaron y como quien calla otorga, todos sobreentendieron que desde ese momento serian menos drásticos.

La Lechuza agradeció la intervención de la sabia Codorniz, y poniendo en marcha su idea se declaró: “ Pájaro blanco de la noche” asegurando que solamente dejaría escuchar su canto de cuando en cuando porque estaba convencida que la gran mayoría se asustaba al escucharla ya que no poseía una musical entrega, por lo que la declaraban portadora de mal agüero, muy lejos de sus intenciones y realidades.

El Aura Tiñosa declaro que le encantaba cantar, pero que muy mal lo hacía, por lo que volaría alto, muy alto, que nadie se mortificara, declarándose el “Pájaro negro del día”.

Los Loros prometieron volar en grupos. ¡Cantahablando! hasta el atardecer. Para no perder el privilegio de ser los creadores del canto coral aéreo.

Se comprometió el Sinsónte, el Tomeguín del Pinar, el Zun Zun, intervinieron otros, muchos, todos, los buenos, regulares y malos cantores de la campiña cubana, dando a conocer las proposiciones de sus cantos y vuelos. Cuando todo estuvo organizado se lo informaron a Següí.

El Grillo se “desverdifico” del disgusto, no agradándole ni un poquito la idea pero como se había establecido una organización, no le queda más remedio que aceptar.

-¡Cantaré en cualquier lugar! En un hueco, debajo de una piedra, desde la rendija de una ventana. Expuso el grillo.

-¿Cuándo? ¿Hasta cuándo? Precisaron las aves cantoras.
-Todo tiene un tiempo en la vida. Organízate. Le puntualizó la Codorniz añadiendo: “Quien no oye a los que le rodean se pelea con todos”.

El grillo ceremoniosamente mira a uno y a cada uno de los presentes determinando: -Me escucharan cuando fenezca el atardecer hasta el nacimiento del día.

Desde ese momento en el campo, en la ciudades, con luna brillante, con o sin estrellas o en noches obscuras cuando menos se espera un silbidito se deja escuchar, como si alguien nos llamara...¡pssssissssss! ¡psiiiisssssss!

Ese es Següí. El grillo que esta cantando, si cierto es, es el grillo que canta
aunque usted busque, mire de un lado al otro sin encontrar nada.

Ese es el grillo que sin proponérselo con su ¡psiiiiiiiissssss!, en la obscuridad
asusta.

Ese es Següí el grillo que según él “canta” ¿Qué cree usted?

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