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viernes, 18 de marzo de 2011

¿Por qué? Si eran los “Can”, los “Gre”, y los “Jo” y terminaron siendo “Cangrejos”.

Original de YulkyCary

En las playas cubanas hace de esto mucho pero que muchísimo tiempo existían tres grupos de “Carapacho-patas” Se llamaban los “Can” los “Gre” y los “Jo”.

Multiplicándose como por arte de magia pero atiéndase que estas tres familias de “tenazudos” estaban bien diferenciadas.

Los “Can” se distinguían por sus intensos colores. Eran rojos, verdes o amarillos de patas quebradizas con carapacho abultado tipo “pelota playera”. En sus fiestas veraniegas se desplazaban bailando en bloque.

Al frente de ellos iba el jefe de la agrupación, el “Can” mayor con una batuta encintada y sonando un “cuje” a manera de silbato, orientador y a la voz de: ¡Giroooo!. A todos se les veía moviéndose graciosamente en muy especial desplazamiento; hacia delante, a la inversa y hacía atrás para continuar “Bailacantando” hacía adelante con “guarachita” que más o menos decía así:

Can yendo.Can Can viniendo.
Can, can, can yendo, viniendo.

Sonido del cuje: ¡Fuíííí! Voz de mando: ¡Girooo!. Desplazamientos hacía delante, después a la inversa para continuar “Bailaguarachando”.

Los peces, los erizos, los caracoles y todos, toditos los que participaban de sus “Can-recholatas” fiestas aseguraban que eran los precursores de las comparsas tradicionales cubanas porque además del bailecito los “Can” hacían girar enormes figuras rellenas de aserrín adornadas en hojalata para alegrar los vientos.

Luego los “Can” de seguro inventaron las enormes farolas carnavaleras. Podríamos estar hablando de los “Can” tanto tiempo como olas tiene el mar, pero deben ustedes conocer a los: “Gre”.

Los " Gre" muy particulares en su especie porque estos nacieron decididos a superar su especie, esmerándose en entrenamiento y educación por lo que aprendieron a hacer cabriolas, complicados giros y elevados saltillos.

Eran serios, elegantes, presumidos. Lucían en sus tenazas guantecillos de alga marinas. Color azul cielo. Parapetándose en medio del pequeño carapacho una colorida plantica de mar a manera de entretenido sombrerito que en su centro lucia un girasol, gira girando siempre al sol.

Cuando bailaban se movían de allá para acá, de aquí para allá siempre en círculos, haciéndose acompañar por una melodía danzonera parecida al “Bombín de Barreto” Y en su desplazamiento se escuchaba con marcada elegancia:

Gre, gre, gre, gregregregre.
Gre, gre, gre, gregregregre.

Bailaban, circunspectos, serios y estructurados pero cuando nadie lo esperaba el jefe del grupo gritaba ¡Despeloteee!. Entonces chocaban sus tenazas, dando un gran salto maromero. Cayendo en cualquier parte, y de cualquier manera, de cabeza, de pie, de lado, al derecho, al revés, para después revoletear alcanzando y compitiendo en las alturas con un tremendo “gira girando” hasta lograr la posición inicial.

Estas virtuosidades maromeras de los “Gre” las realizaban justamente en el estribillo musical.
Gre, gre, gre, gregregregre.

Ni imaginan el desorden, el reguero de patas y muelas. Que se formaba. Eso sí, después de la desarticulación maromera, se recomponían circunspectos, serios y estructurados para continuar coreográficamente “gira girando” y aquí no ha pasado nada, por lo que se desempolvaban los guantecitos, asegurándose el precioso sombrerete de planta mar con su girasol, gira girando, siempre al sol para continuar elegantemente el desfile. Cantando;

Gre, gre, gre, gregregregre.
Gre, gre, gre, gregregregre.

Ahora hablemos de los “Jo” este grupo, no puede faltar porque eran los más chiquititos, traviesos, risueños y jode que jode, rejodedores. Estos tenazudillos parecían bellos juguetes con cuerdas de infinitas risotadas. Siempre riéndose no hacían nada, situación que contrariaba a los “Can”, serios y organizados.

Molestándose los “Gre” serios y estructurados estos “Jo” no hacían nada bien y cuando se les llamaba la atención aguantaban la risa disimulando pero después desternillarse en chirriadoras risitas, risas van y carcajadas vienen con ellos era la de nunca acabar. Risas y más risas, solo risas.

¡Jala Jela! ¡Jala Jela! ¡Jo Jo Joo! Reían los “Jo” risa brincando.

Así cantaban mientras riéndose trataban de ordenarse para desfilar y así se la pasaban siempre, riendo y tratando de organizarse, sin lograr por las risotadas nada más que la risa brincando.

Una cosa se puede asegurar, que tantos los “Can” los “Gre” y los “Jo” no permitían que el silencio ni por un instante reinara en la zona, ni tan siquiera en los lugares distantes a su campamento. Estas agrupaciones se preparaban todo el año, sin descanso para desfilar.

Al comienzo del verano comenzaban las fiestas y con ellas los desfiles de los “Can” los “Gre” y las carcajadas sonoras de los “Jo” Sucedió que en medios de las fiestas por tantas algazaras y volteretas, unos carapachudos volando, otros zambullonéandose en el mar, los gritos de vueltaaaa! ¡Giroooo! ¡Y muñecos al viento!

Todo el santo día muñecones al viento con sus tiras de reluciente hojalata. La fiesta era en grande pero también nadie podía descansar, mucho menos dormir una siesta, o retrasarse un poquito para disfrutar del sueñito mañanero del domingo.

Porque todo era fiesta y fiesta sin parar. Los erizos que son muy divertidos, disfrutaban de la fiesta pero también tenían que trabajar por lo más erizados que nunca trataron de imponer orden pero nada conseguían.

Los tenazudos estaban en el punto más alto de la “Fiesta locura.” Y ya se sucedían cuatro días con cuatro noches. Era tanta la algazara que las olas no podían pegar su salto de agua, y los peces y plantas marinas se desmayaban del sueño, por lo que llego Yemayá la “Reina de los Mares”.

Se impuso a la orilla de la playa para conocer el por qué de tanto “descarrilamiento”. Madre agua escucho a los erizos, a las algas marinas, a los caballitos de mar entre bostezos y pestañeos porque estaban muertos de sueños expresándole su preocupación, de no poder trabajar porque todos estaban dormidos.

Los “Can se disculparon, asegurando que ellos no eran responsables del desorden.

Los “Gre” con sus danzoneras maneras puntualizaron que eran incapaces de molestar a la colectividad.

Los “Jo” reían y reían. Sin poder explicar nada. Después de media hora de carcajadas aseguraron los “Jo” que ellos no molestaban, porque la risa “hacía florecer la vida”.

Madre Agua a todos escucho y contrariada por tantos disparates, argumento.
-¿¡Qué cosa es esto?! Aquí nadie es responsable de nada y todos son responsables de todos. A todos se les ve, con pata y muelas, entonces todos son responsables de tales desmanes porque aquí no hay un solo grupo. Aquí están los “Can" los "Gre" y los "Jos”

No entiendo nada y no quiero aceptar excusas, donde deben existir solo disculpas. Hay que organizar los ensayos, los desfiles y las fiestas, y las rumbasfiestasaltos, en un tiempo prudente. Porque hay que descansar.

Desde hoy desfilarán los tres grupos juntos y serán el desfile de los “Can Gre Jos”, y ni una palabra más.

Yamayá les expuso:-Desde hoy al medio día, desfilaran todos juntos, y al atardecer, dejarán dormir a los demás y, si ustedes desean seguir con la fiesta, caminarán, por las playas, lo harán en silencio. Bien calladitos. ¿Entendieron? Ya se acabaron los tres desfiles, desfilarán los; “Can gre jos”. Y todos quedaron paralizados.

Y desde ese día desfilaron así. Salieron así y se les nombran así. “Can gre jos”

Por eso cuando ustedes vean carapacho con patas quebradas, muelas al viento.

Camina pa’ lante,
Camina pa’ tras.

Porque Cangrejos son y, ¡Can gre jos son! y,¡Cangrejos se quedan!

-Pero en silencio caminando, para no molestar una vez más a Yemayá, la Dueña de los mares, porque cuando el mar se embravece... Es cosa seria y no cree en nadie.

Y bueno se les llama Cangrejos. Y ya usted sabe ¿por qué?

¿POR QUÉ LA CULEBRA ENAMORADA SE ENROSCA?

Original de YulkyCary.

Para recibir la llegada de la primavera la culebra entusiasmada, se preparo para el baile que celebraba la llegada de tan especial estación del año. La culebra se vistió poniéndose verdaderamente culebrísima.

Selecciono un rayo de luna, ciñendolo ceñirlo a su cuerpo larguísimo y movedizo. Decoro su diminuta culebri-cabeza con finísimas peinetillas de guijarrazos encintados con luces de estrellas.

Seleccionando flores del camino para hacerse un bello un ramillete compuesto con Albahaca, Siemprevivas y rojos Geranios. Rematando así un adorno de cintas que sujetaba el ramillete a su culebrota cabeza. Todo esto se lo parapeto la Culebrí porque estaba enamorada. Enamoradísima nada más, y nada menos que del verde Camaleón.

La Culebrí se arregló con tanto esmero para asistir junto a él, a la especial celebración en medio del monte cubano. La Culebrí estaba tan entusiasmada que se esmero para lucir de lo lindo una culebrísima primorosa hasta el detalle. Porque quería encantar al Camaleón, y así conquista al Camaleonísimo.

Para asegurarse que estaba estupenda se miro en un reflejo del sol encontrándose ¡Matadora!. Estaba tan entusiasmada que se puso a pensar, pensativamente, pensando pensó que él llegaría a buscarla en una concha de mar con rueditas de sándalo perfumando todo el camino para llegar a su casa.

También se ilusiono asegurándose que el Camaleonísimo llegaría con un trajecillo de hojas silvestres, confeccionado por las creativas lagartijas que en aquel entonces eran las mejores costureras.

Sin dudas el Camaleón luciría calzado de algas marinas acordonado con bajuquillos silvestres. ¡Elegatísimo! llegaría a buscarla, vestido de muy buen gusto, hasta con guantes finos de tela de arañas tejedoras apoyándose en un bastoncillo de palo-rosas.

La Culebra Culebrilla, tanto piensa pensó que se desesperaba según iban pasando los minutos, esperando a su compañero de baile.

Suspirando, nerviosilla, se desplazaba ligera por el reverdecido valle, caminaba, retrocedía entrando, y saliendo de su cueva. Así iba y venia la elegante Culebrota a la espera del flamante pretendiente. Así suspirando la resplandeciente soñadora, soñi-pensaba y aseguraba que de sombrero traía un hermoso lucero del séquito de la luna.

¡Huy! El Camaleón, llegaría con un exclusivo tocado para tan especial encuentro. Entre suspiros esperanzados de Culebra enamorada la imaginativa damisela se creo mentalmente una fantaseada imagen en total correspondencia con su ilusión loca.

¡Ay! Culebra, culebrí-culebrísima esperanzada con fantasiosos sueños de amor. Pero de pronto en su ir y venir, quedóse ¡Patitiesa! ¡Pati-confusa! ¡Pata paralizada!

Descamaleonándosele todas las esperanzas cuando apareció el Camaleón, con su cuerpo pelado, asomándose por la puerta de la cueva. ¡Sofocadísimo! ¡Todo transpirado! y algo malhumorado por el tremendo calor que había en los campos cubanos.

Así se le vio sofocado con un pañuelo rojo amararrado al cuello, que sacaba inesperadamente y lo volvía a guardar, para secarse el sudor.

La culabra culebrilla lo vio, sin adornos, y tanto se somprendió, tanto se molesto, que la culebra se enroscó, virándole molesta su Culebri-cabeza por lo que el pretendiente sin entender nada, nerviosamente comenzó a cambiar de color por el rechazo de la Culebrilla y por la la vergüenza, que su desprecio le motivo.

El Camaleón fue del rojo al amarillo, del amarillo al violeta, del violeta al azul para quedarse en un festival de verdes. Camaleón se puso verdí, verdí seco, verdí azulado, y verde limón.

Para después de un buen rato, in mediar palabra, saltar, ganando las ramas altas y bajitas de los árboles, ante el dolor de haber sido despreciado por la Culebri-culebrísima que ni le miraba, ni palabra decía. Y seguía enroscada.

El Camaleón salió de la cueva y salta, que te salta, se alejo del lugar, y aún así se le ve saltando, mudando de colores con su pañoleta al cuello. Sin saber todavía por qué la culebra silenciosamente se enrosca cuando le ve llegar.

El Camaleón todavía no lo sabe, no sabe nada, nada de nada, el todavía no sabe, ni se imagina por qué la culebra enfurecida se enrosco… Y todavía se pregunta por qué la Culebra se enrosca. El Camaleón no lo sabe, ni se lo imagina. ¿Tal vez lo sabe usted?